EL ASADOR, UNA ASIGNACIÓN PENDIENTE...

Si, era para mí una materia pendiente, una realización que adeudaba, que me adeudaba. Desde que contraje matrimonio, hace quince años aproximadamente, me dí cuenta que necesitaba tener en mi casa un asador, una parrilla donde poder cocinar los manjares más preciados para mí. Hasta ese momento usaba la de mi casa natal pero... como dice el dicho: "casado, parrilla quiere..." No se concibe, a mí criterio, que un argentino, con los animales que este país alberga y que terminan su existencia en los fierros, no tenga en un rincón de su morada un fogón, que más no sea en el piso. El problema fundamental de mi caso, es que vivo en el primer piso de una casa de departamentos relativamente pequeño, cómodo en su interior pero sin un lugar donde un hombre desarrolla sus cualidades, no solo culinarias, sino también de constructor, mecánico, electrónico, horticultor, etc... me falta el patio. Pero como uno es verdaderamente argentino, y como tal siempre dispuesto a quemar algo a las brasas, me las arreglé para buscar un lugar en "mi patio" que mide exactamente 2 m2 (si leyó bien, mide 1,03 x 2.00 metros). Encontré en él una idea en el lado mas pequeño del mismo. La idea era robarle al pulmón de respiración de la casa de abajo solo 50 cm... por el 1,03 mts. del ancho del patio me daba como resultante una parrilla casi perfecta para la cantidad de integrantes de mi familia. Digo casi porque no logré ubicar un fogonero al lado, pero eso no me detenía así que como verán en las fotos a continuación, el progreso diario de la idea fue tomando forma y el resultado, un éxito.
En la idea, si bien no estaba el fogonero, si existía la posibilidad de hacerla totalmente funcional, que sirviera no solo para cocinar asados, sino también realizar otros manjares como paellas, fritangas de pescados, chuletas a la plancha y todo lo que la ama de casa detesta cocinar porque le deja la cocina hecha un desastre o la casa en su totalidad llena de humo y olores de comidas sustanciosas que uno no termina de disfrutar porque lo opaca la cara de disgusto de su pareja. Volviendo a la funcionalidad del asador, me establecí varias prioridades, la primera tendría que ser una parrilla económica, que no me obligara a erogar una gran suma de dinero para construirla, la segunda era que la funcionalidad no tendría que ser igual a la complejidad de construcción o de uso. La tercera, pero no menos importante, era el tema fundamental del humo, no quería intoxicarme cada vez que la encendiera y, según mis planes, sería bastante a menudo. Así que un dia, aprovechando que me accidenté y no podría ir a trabajar por varios meses gracias a mi quebradura, comencé a diseñar en CAD lo que sería el boceto de mi asador. Después de tener en claro que tipo de parrilla quería, reuní la información necesaria de un libro de arquitectura del año del jopo que tenía en su poder mi amigo el negro, acto seguido mandé a la plegadora los planos de la campana modificados acorde a las medidas del lugar que disponía en mi patio pero siempre siguiendo las relaciones de estas medidas para que no influyera al funcionamiento del dispositivo receptor de humo y su famoso "pulmón". En el tiempo en que se plegaban las chapas de la campana fuímos fabricando el pulmón y se comenzó la obra de albañilería en mi patio. Para cuando llegó el día de la colocación de los ladrillos refractarios, ya tenía lista la campana pintada con pintura en polvo y posteriormente horneada para darle mayor resistencia a la corroción.
Espero que tanto lo dicho como las fotografías no solamente les guste, sino también se entusiasmen y se decidan a dar comienzo con un proyecto como este, no solo piensen en el trabajo que les representa sino en las miles de satisfacciones, reuniones con amigos, familia, etc. que les brindará algo tan sencillo como un asador, algo tan noble como UNA PARRILLA...